La madeja y la estrella II: III Tiempo. Habitación...



La madeja y la estrella II

-Retratos de familia-

III
Tiempo. Habitación. Patio. Agua. Caballo. Las palabras se pronunciaban como si en los labios tuviéramos un talismán mágico. Nada sabíamos de nosotros mismos, no importaba. La lluvia y la tierra húmeda nos enseñaron el lenguaje de los placeres sencillos. Bastaba recoger en la palma de la mano las últimas gotas del tejado para creer que aquello era la fuente de un gran río. Bajo la cornisa de pinos y de eucaliptos nos deslizábamos junto al perro que corría tras de nosotros. Ese noble animal jamás traicionó su porvenir de compañía; nunca comprendimos por qué se marchó en una mañana de nubes ligeras. Yo recordaba los meses de diciembre, ella las tardes en que pintábamos paisajes con colores malgastados. Yo odiaba el frío y el silencio, ella aceptada la ventisca sobre los árboles. Yo descubrí en su tacto hermano que las cosas pérdidas siempre se encuentran y que el nombre de la noche es el de una manta con mil agujeros.