El poema lo escribí en mayo del año 2013, observando la constelación de Orión declinar en el occidente, ya cuando entraba la noche. La nebulosa cabeza de caballo o IC 434 O Bernard 33, se encuentra ubicada en el extremo izquierdo del cinturón de Orión, adquiriendo, en su materia de polvo y gas estelar, la forma de un caballo encabritado. Wilson Pérez Uribe.
La hora de la penumbra
hace música en el viento,
y mientras en el oeste
la delgada luna desciende con el ocaso,
te diviso, solitario corcel,
vagar en las innúmeras praderas del universo.
Y luego de hallado el poema
con olor a verbo y a infinito,
acaricio la curvatura cósmica de tu cuello
dibujado con tersura en un atlas
de pergamino celeste que reposa en mis manos.
Ah, qué difícil es meditar a solas,
y saber que tú sólo has nacido
de una cascada sideral de antiguas estrellas;
y que yo, no queriendo haber existido,
me debo resignar a ser
esa leve suerte en el Paraíso:
la piel, la carne, un labio...
esa extraña melodía al respirar.
(C) Wilson Pérez Uribe